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La Importancia de los Limites en la Crianza

Los límites, como el afecto son dos condiciones relevantes en la crianza de nuestros hijos.

Posiblemente estará usted de acuerdo con esta afirmación. Sin embargo, su práctica armoniosa es un reto en el ejercicio de la parentalidad. Cada vez es más frecuente recibir en la consulta psicológica a familias con hijos pequeños que presentan berrinches, pataletas, desobediencia o irrespeto. Encontramos a padres desorientados en cómo deben manejar las relaciones con sus hijos. Y chicos que desde edades muy tempranas no conocen normas que les ofrezcan un soporte para su crecimiento. En muchas ocasiones, la orientación a los padres pasa por hacerles la pregunta de cómo será el resto de la niñez y la adolescencia de sus hijos si no son capaces de establecer pautas o normas positivas.

Sin lugar a dudas, en la práctica se hace más evidente y frecuente la dificultad que tienen los padres para definir y establecer normas claras con sus hijos. Creo, en parte, que esto se debe a que hemos transitado desde una crianza que estaba focalizada en la autoridad, el control y la obediencia plena a nuestros padres hacia una educación con el peso en los afectos y la proximidad emocional. Este proceso ha traído ventajas en lo que se refiere al establecimiento de relaciones más cercanas y cálidas entre los integrantes de una familia, pero en el camino ha dejado olvidado un elemento fundamental que está implícito en el rol parental: la disciplina. Hemos pasado de un extremo a otro, y por lo tanto seguimos desbalanceados. Entonces, lo que necesitamos tener presente es que la crianza supone un equilibro entre los límites y la cercanía afectiva.

Es importante que tengas presente qué son los limites

Cuando hablamos de límites nos referimos a los recursos que tienen los padres o cuidadores para establecer normas o pautas que permitan a los niños y adolescentes orientar su comportamiento. En la medida que los limites estén definidos, sean claros y consistentes nuestros hijos tendrán delimitado un camino en el que se sentirán seguros transitar. Además, serán capaces de reconocer cuáles conductas son aceptables y cuáles no, les enseñaremos sobre el autocontrol y la capacidad de moldear el carácter. Es más, se convierten en una guía que sirve para contener, planificar y anticipar lo que puede ocurrir, así como sus posibles consecuencias.

Toma en cuenta estas tres condiciones relacionadas con los límites

Revísalos periódicamente

Ten en cuenta que los límites deben ser examinados y ajustados de acuerdo al momento evolutivo de tu hijo. En otras palabras, no puedes pretender que las pautas establecidas para un niño de 5 años sean las mismas que para un joven de 15 años. En la medida que van creciendo dales la oportunidad de tomar decisiones y asumir el control sobre ciertos temas guiados por ti. Es de esperar, incluso, que en la adolescencia puedas redefinir ciertos límites, pero explícale al joven que algunos y no todos serán revisados.

Sé preciso, consistente y congruente

Las expectativas de los padres tendrán que ser congruentes y ajustadas a la edad y características propias del hijo. Para que el niño acepte el mensaje es importante que lo pueda reconocer como apropiado, por lo tanto, debe ser preciso. Aún así, en algunos casos el niño puede resistirse al ajuste que implica el nuevo comportamiento y colocarán a sus padres a prueba, particularmente los primeros días. En estos casos, es frecuente observar cómo los niños retan a sus progenitores con la intención de ver si se mantienen firmes y comprometidos con los límites, para posteriormente pasar a la acción. Es clave en este punto para los padres y cuidadores ser consistente con las pautas establecidas que nos conducirán a los comportamientos esperados.

Ten una estrategia

La disciplina debe tomar en cuenta el temperamento, nivel cognoscitivo y emocional del chico. Implica la administración de consecuencias proporcionales a la falta cuando sea oportuno. Los métodos disciplinarios más efectivos son los reforzamientos (como un privilegio especial o una sonrisa), la negación de privilegios (como retirar un equipo de video juegos por un tiempo determinado) o el razonamiento inductivo (como explicar la consecuencia lógica de atravesar la calle sin mirar). Mientras que los menos efectivos son la afirmación del poder (que supone la intimidación) o el retiro del amor (que incluye ignorar, aislar o mostrar desagrado desde el afecto). Ten presente que tanto el castigo corporal como el psicológico son contraproducentes y no deben ser utilizados.

Establecer límites para el comportamiento de los niños genera relaciones familiares armónicas y de calidad. Ellos deben estar balanceadas con vínculos afectivos cálidos y sensibles que permitan desarrollar una crianza exitosa desde nuestro rol como padres.

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